El continente europeo tiene, al noroeste, un conjunto de islas conocidas antiguamente como las Bretañas[cita requerida], siendo la Gran Bretaña la más importante por su tamaño, lo que le da nombre. La isla era relativamente insignificante en la historia de la civilización occidental. Se conservan pocos indicios del idioma o civilización de los primeros habitantes, tan sólo monumentos megalíticos, tales como Stonehenge, que datan de la edad del bronce (hacia el 2300 a. C.).
Los celtas llegaron a las Islas Británicas hacia el siglo V a. C., procedentes del continente europeo. Los primeros exploradores extranjeros que alcanzaron el archipiélago fueron griegos procedentes de Massilia[cita requerida] (hoy Marsella), hacia el 330 a. C. Antes de la llegada de los romanos, la totalidad de los pueblos de las islas Británicas eran de lengua celta.