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Prefacio
Todos los que habitamos el planeta dependemos directa o indirectamente del océano. Este provee alimento, transporte,
cultura y, a través del intercambio de agua, energía y carbono; asimismo, es sustento de hábitats únicos que han sido dañados
progresivamente por los efectos del cambio climático.
A nivel global 680 millones de personas habitan zonas costeras. En Chile, nuestra relación es todavía más estrecha. Debido a
nuestra extensa geografía, un cuarto de la población se distribuye en 100 comunas costeras donde más de 500 caletas dan
sustento a 90 mil trabajadores vinculados a la pesca artesanal.
La creciente y cada vez más contundente evidencia científica sobre el impacto del cambio climático en los ecosistemas
marinos revela la vulnerabilidad a la que se exponen los habitantes y otros seres vivos de estos territorios, y, por lo mismo, es
un llamado urgente que nos moviliza a la acción.
Como Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación trabajamos activamente con la comunidad científica
para utilizar la evidencia en el diseño de políticas que nos permitan sobreponernos y anticiparnos a los efectos del cambio
climático.https://www.cop25.cl/#/

1. ¿Qué es el cambio climático?
La Tierra ya se ha calentado y enfriado en diversas ocasiones de forma natural, experimentando ciclos lentos que han durado
millones de años. Actualmente, como consecuencia de la actividad humana, se experimenta un calentamiento en un corto
período (menos de doscientos años). A estos ciclos se les llama cambio climático, causado tanto por efectos naturales como
por la acción del ser humano.
El cambio climático se mide como cambio en el forzamiento radiativo, definido como la diferencia o balance entre la energía
entrante o que recibe la Tierra (radiación solar) y lo que emite la Tierra hacia el espacio (radiación infrarroja). El forzamiento
radiativo considera básicamente la acción de cuatro forzantes: la cantidad y distribución de la radiación solar; el albedo terrestre
(reflectancia de radiación solar); la concentración atmosférica de aerosoles y de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como el
dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), entre otros. El cambio entre el balance de estos forzantes afecta,
a diferentes escalas de tiempo, a importantes variables climáticas como temperatura, precipitaciones, nubosidad, vientos, etc.
El cambio climático incluye también procesos que conllevan la pérdida de la capacidad de capturar y secuestrar (almacenar)
estos GEI. Lo cual es amplificado por procesos como la deforestación, cambio de uso de suelo, pérdida de hielo continental y
marino, entre otros.
El actual cambio climático es diferente a los anteriores, pues es causado por el ser humano y es más rápido, principalmente,
a través del aumento exponencial y en corto período de tiempo de GEI debido al empleo de combustibles fósiles (petróleo y
carbón) para la obtención de energía, y también por el cambio de uso de los suelos a través de la deforestación y el uso agrícola
de la tierra.

2. ¿Cómo se diferencia el cambio climático
del calentamiento global?
El calentamiento global es una de las consecuencias del cambio climático y, a su vez, un fenómeno complejo que se retroalimenta
de varios procesos.
Nuestro planeta Tierra absorbe la energía proveniente del Sol, básicamente radiación electromagnética (solar). Parte de
esa energía es absorbida y devuelta a la atmósfera en forma de radiación infrarroja (calor). Los gases causantes del efecto
invernadero, como el CO2 y otros gases, tienen un impacto significativo en el calentamiento global, ya que una vez en la
atmósfera, son capaces de retener el calor y producir un aumento sostenido de la temperatura del planeta.
El calor puede ser absorbido en la atmósfera por los GEI, debido al efecto invernadero que estos producen. De hecho, la presencia
de este tipo de gases en la atmósfera terrestre ha sido fundamental para mantener un balance térmico y para la evolución de la
vida tal como la conocemos. Sin la presencia de estos GEI, la temperatura media del planeta Tierra sería de -18 °C. Sin embargo,
un aumento incontrolado de GEI produciría un aumento de la temperatura fuera del equilibrio térmico actual.
Una de las diversas consecuencias del calentamiento global es que el aumento de las temperaturas altera el albedo de la Tierra,
lo que a su vez puede provocar que el planeta se caliente más rápidamente. El albedo es el porcentaje de radiación que cualquier
superficie refleja respecto a la radiación que recibe, y se mide en una escala que va de 0 a 1. El valor 0 corresponde al negro,
color capaz de absorber el 100 % de la radiación recibida, mientras que el 1 es reflexión total. Un albedo alto, como el de los
glaciares y nubes, enfría el planeta, porque la luz (radiación) absorbida es mínima. Por el contrario, un albedo bajo, como el de la
tierra y los océanos, es capaz de calentar el planeta, porque la mayor parte de la luz es absorbida. El derretimiento de glaciares
y témpanos (icebergs), al ser superficies blancas, disminuye el albedo de la Tierra exacerbando el calentamiento global.

3. ¿Cuál es el origen de los gases efecto de
invernadero (GEI) en la atmósfera actual?
Las actividades humanas causan cambios en la concentración de GEI en la atmósfera. Por ejemplo, cuando el ser humano
comienza a quemar combustibles fósiles (petróleo y carbón) para obtener energía, se generan grandes cantidades de GEI, los
cuales absorben y emiten radiación infrarroja, y causan el calentamiento de la atmósfera. Entonces, cuanto más GEI emitimos
y se acumulan en la atmósfera, más calentamos nuestra atmósfera y este calor se distribuye a otros reservorios, como el
océano, los hielos y los suelos.
Otras actividades como la producción de cemento, el cambio de uso de suelo, la agricultura, la industria y la ganadería son
responsables también del aumento en la concentración de GEI. Para ejemplificar, las concentraciones de dióxido de carbono
(CO2) han aumentado, al día de hoy, desde las 280 ppm (nivel preindustrial) a 409 ppm; es decir, 129 ppm en tan solo 150 años.
Esta rapidez en el aumento de la concentración de GEI supera cualquier registro geológico.
El término “Antropoceno” fue usado por primera vez el año 2000 por el Premio Nobel de Química Paul Crutzen, quien consideró
que el impacto del ser humano sobre la Tierra en los últimos siglos ha sido de tal magnitud que constituye una nueva era
geológica. Este término, en la actualidad, es propuesto por gran parte de la comunidad científica para suceder al Holoceno: la
era geológica actual.

3. ¿Cuál es el origen de los gases efecto de invernadero (GEI) en la atmósfera actual? Las actividades humanas causan cambios en la concentración de GEI en la atmósfera. Por ejemplo, cuando el ser humano comienza a quemar combustibles fósiles (petróleo y carbón) para obtener energía, se generan grandes cantidades de GEI, los cuales absorben y emiten radiación infrarroja, y causan el calentamiento de la atmósfera. Entonces, cuanto más GEI emitimos y se acumulan en la atmósfera, más calentamos nuestra atmósfera y este calor se distribuye a otros reservorios, como el océano, los hielos y los suelos. Otras actividades como la producción de cemento, el cambio de uso de suelo, la agricultura, la industria y la ganadería son responsables también del aumento en la concentración de GEI. Para ejemplificar, las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) han aumentado, al día de hoy, desde las 280 ppm (nivel preindustrial) a 409 ppm; es decir, 129 ppm en tan solo 150 años. Esta rapidez en el aumento de la concentración de GEI supera cualquier registro geológico. El término “Antropoceno” fue usado por primera vez el año 2000 por el Premio Nobel de Química Paul Crutzen, quien consideró que el impacto del ser humano sobre la Tierra en los últimos siglos ha sido de tal magnitud que constituye una nueva era geológica. Este término, en la actualidad, es propuesto por gran parte de la comunidad científica para suceder al Holoceno: la era geológica actual.

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