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El final de la dictadura

Se inició un Gobierno provisional al mando de Dámaso Berenguer con la misión de ejecutar la transición entre la Dictadura y la monarquía constitucional. Había que convocar elecciones provinciales, a las diputaciones provinciales y a Cortes Constituyentes.

Tomó medidas liberales como restaurar a los concejales depuestos en 1923 y disolver la Asamblea Nacional Consultiva. Pero a partir de ahí, todo se hizo más lento y la gente sentía que nada había cambiado. Desde entonces, al gobierno se le conocía como la Dictablanda.

Berenguer empezó a ser desprestigiado, y grupos de la oposición como republicanos, el PSOE y nacionalistas catalanes y gallegos se reunieron en San Sebastián en verano de 1930 para formar el Comité Revolucionario, liderado por Miguel Mena y Niceto Alcalá Zamora. Sus objetivos:

  • Intaurar la república en España.
  • Descentralización estatal.
  • Extender la libertad política, sindical y religiosa.

El gran apoyo intelectual y militar hizo que se animasen a adelantar del 15 al 12 de diciembre la sublevación de Jaca, intento de golpe de Estado que fracasó y cuyos dirigentes fueron encarcelados.

Ante la situación, Alfonso XIII entendió el rechazo al gobernador y lo sustituyó en febrero de 1931 por el almirante Aznar para que impulsase medidas de cambio, entre ellas la convocatoria a elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. La aplastante victoria del republicanismo fue prueba del descontento popular ante el apoyo del monarca a la dictadura, por lo que Alfonso XIII se exilió, y para la celebración de las elecciones, el pueblo exigió la instauración de la república.