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Problemas de los primeros años

Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII, nació en mayo de 1886 y fue coronado en 1902, dando fin a la regencia de su madre. Era un rey culto, instruido, moderno y europeísta, con amplitud de miras, y activo en política, actividad en la que fue influenciado por el sector conservador del ejército.

El inicio de su reinado coincidió con el cambio de líderes en los partidos dinásticos: a Silvela lo sustituye Antonio Maura, y a la muerte de Sagasta en 1903, Canalejas se convierte en dirigente. La situación habría sido adecuada para acabar con el bipartidismo, pero ante el miedo de enfrentarse a unas elecciones limpias con el auge de los nacionalismos, el sistema canovista continuó. Los nuevos líderes se encontraron con gran cantidad de problemas.

1. El auge de la oposición republicana. Tras su caída, el republicanismo se reorganizó:

               - La Unión Republicana, fundada en 1903 por Nicolás Salmerón y Alejandro Lerroux, con una base social de clase media. No tuvo excesiva fuerza porque en 1908 se escindió un sector liderado por Lerroux, que funda en Barcelona el Partido Radical, de corte revolucionario, rebelde y anticlerical, emparentado con la mentalidad anarquista, y que captó apoyos populares, especialmente del proletariado catalán. Pero tras la Semana Trágica de Barcelona perdió esos apoyos, se trasladó a Madrid y terminó cambiando ideológicamente.

               - La Conjunción Republicano-Socialista, unión del PSOE con republicanos con el objetivo de ganar algún escaño, el cual consiguió Pablo Iglesias en las siguientes elecciones.

               - El Partido Reformista, una coalición fundada por Melquiades Álvarez. Entre sus integrantes estuvieron Ortega y Gasset y Manuel Azaña, futuro presidente de la II República. Tenía escasos apoyos, sobre todo intelectuales, y acabó siendo de corte monárquico.

2. El nacionalismo, un fenómeno cultural, defensor de lenguas, tradiciones y culturas regionales que derivó en política.

               - El nacionalismo catalán. Se fundó la Liga Regionalista, cuyos líderes fueron Prat de la Riba y Francesc Cambó, se fundó en 1901 de cara a las futuras elecciones. Tenía grandes apoyos sociales de clase media monárquica hasta la dictadura de Primo de Rivera. Otro fue el Partido Republicano de Cataluña, liderado por Marcelino Domingo y Lluis Companys.  La Solidaridad Catalana, una coalición de republicanos, carlistas y catalanistas, pervivió entre 1906 y 1909.

            El más relevante fue el partido Esquerra Republicana de Cataluña, que sería liderado por Lluis Companys a la muerte de su dirigente Francés Maciá en 1933. Tuvo grandes apoyos durante esos tiempos y en la II República.

               - El nacionalismo vasco, surgido a finales del s.XIX cuando Sabino Arana fundó el PNV, seguía en la línea católica, monárquica y antiespañolista. Se propuso el cambio de nombre a Comunión Nacional Vasca, y se fundó el sindicato Solidaridad de Trabajadores Vascos (hoy ELA) para inculcar el sentimiento nacionalista al proletariado. Además, surgió la Acción Nacionalista Vasca, partido republicano, y otros que se escindieron.

3. El carlismo. En 1909, a Carlos VII lo sucede Jaime III. Tras la Tercera Guerra Carlista en 1876, unos carlistas que se exiliaron y otros se readaptaron en forma de partido: Comunión Católico-Monárquica, liderado por Cándido Nocedal. En 1888, al líder lo sucede Ramón Nocedal, quien se escinde del carlismo y dirige un sector extremo-católico que critica la preocupación monárquica de Carlos VII por encima de la defensa de la religión. Formaron el Partido Católico Nacional (conocido como Partido Integrista). A inicios de siglo, del partido carlista que apoya a Jaime III se produce otra escisión: el Partido Tradicionalista, al mando de Juan Vázquez de Malla. Esos tres partidos tan conservadores se fusionaron al inicio de la II República para tener mayor fuerza electoral en la Comunión Tradicionalista.

4. La acentuación de reivindicaciones obreras.

               - En ese ámbito, el Partido Socialista Obrero Español se funda en 1879 por Pablo Iglesias, cuyo objetivo es la defensa de los intereses obreros (aumento del salario, disminución de la jornada laboral…). Estuvo muy afectado por el turnismo, con escasos electores, aunque acabará siendo un partido referente, y fundará su propio sindicato: Unión General de Trabajadores (1888).

               - El Partido Comunista de España se escinde del PSOE en 1921, dirigido por Dolores Ibarruri, con gran importancia durante la Guerra Civil. Nació a raíz de la línea revolucionaria opuesta a la diplomática dentro del socialismo. El socialismo revolucionario, apoyado por Lenin, que dirigió la Revolución Rusa en 1917 y por Rosa Luxemburgo, se acabó conociendo como Comunismo. Este partido es el tercero que realmente apoyó la causa obrera.

               - La Confederación Nacional del Trabajo surgió en 1910, un sindicato anarquista como cuarta fuerza de apoyo obrero. Apoya la abolición del Estado, de la Iglesia y del ejército, sin aceptar ningún tipo de autoridad. Su carácter anticlerical se manifestó en la Semana Trágica de Barcelona, y cargaba contra la burguesía, el capitalismo y la propiedad privada, defendiendo la propiedad colectiva, la huelga como método para defender los intereses y la acción violenta.

5. Existía un doble problema militar. Uno externo, sobre el asunto del desprestigio del ejército tras la derrota colonial. Vieron la solución en involucrarse en otra trifulca de la que saliese victorioso, de manera que su imagen quedase limpia y demostrasen que saben controlar la estrategia militar. En cuanto al problema interno, había una desigualdad entre los oficiales y soldados que acudían a Marruecos para pacificar la colonización del Rif que los que permanecían en la Península, pues aquellos cobraban más y tenían más posibilidades de subir en el escalafón militar. La situación de decepción unida al desencuentro entre el mismo ejército creó un ambiente convulso.

Otro problema fue la colonización del Rif. Tras la conferencia de Algeciras (1906), se acordó que Marruecos quedaría como protectorado francés compartido con España, a la que le correspondía la región del Rif. Esto contentó al gobierno, ya que supondría el impulso de la industria siderúrgica con la explotación de minas, el ejército podría limpiar su imagen mediante la colonización, y además España entraría en la dinámica imperialista tras la pérdida de sus últimas colonias.

Pero la ocupación del Rif no era tan fácil como se pensaba, puesto que el pueblo rifeño estaba armado, y sus técnicas de ataque y defensa eran llamativamente crueles. Además, a la llegada a Marruecos, el ejército español estaba mal alimentado, mal armado, mal pagado, muchos de ellos eran reservistas (sin adiestramiento militar)… y como consecuencia, la colonización del Rif se convirtió en una sangría interminable que tuvo su culmen en el desastre del Barranco del Lobo (1909), lo que provocaba a su vez el alistamiento de más reservistas.

A esta complicada situación se le sumó el descontento militar, que fundó Juntas Nacionales de Defensa, como sindicatos militares, que denuncia la desigualdad en el ejército

Como consecuencia de la Guerra de Marruecos, se produjo la Semana Trágica de Barcelona: gran parte de los reservistas partían del puerto de Barcelona, impotentes por la despedida y la injusticia que suponía que quienes pagasen una redención se salvasen de las quintas. Ese ambiente es avivado por los socialistas, anarquistas y republicanos, que alientan la revolución con un discurso anticlerical. El anticlericalismo se radicalizó con la llegada de población religiosa desde Cuba a la ciudad, que ocupaba cargos obreros, lo que se percibió como un arrebato del trabajo.

La situación desencadenó una movilización obrera el 18 de julio de 1909 y la convocatoria de una huelga general contra la guerra para el 26 de julio, en la que se levantaron barricadas, se destrozó el mobiliario urbano, se quemaron Iglesias y se profanaron tumbas de clérigos. El 2 de agosto, el ejército y la Guardia Civil sofocaron la revuelta, por lo que Maura fue duramente criticado, y Alfonso XIII procedió a la sustitución del gobierno por el liberal de Canalejas.

6. Influencia del estallido de la Primera Guerra Mundial. España aprovechó la coyuntura de la Primera Guerra Mundial exportando productos a aquellos países en guerra cuya productividad disminuyó por la parálisis de fábricas y campos. Esto trajo un daño colateral: empezaron a disminuir los alimentos en el país, provocando una inflación y una reducción de los salarios.

El descontento popular se acumuló hasta que estalló con la crisis del 17.

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Tras , comenzaba aparentemente una renovación política, como en el Partido Conservador de Silvela, que ejecutó la descentralización administrativa. Pero el espíritu no perduró y se volvió al sistema de turnos. La coronación de en 1902 coincidió con los nuevos dirigentes de los partidos dinásticos: a Silvela lo sustituye Antonio Maura, y a Sagasta, Canalejas.

Los nuevos líderes se encontraron con numerosos problemas, como el auge del republicanismo, con el Partido Radical de , de corte revolucionario y anticlerical, o el Partido Reformista en el que estuvo Manuel Azaña. Aparte, el crecimiento del nacionalismo, en Cataluña con de Prat de la Riba y Francesc Cambó, el Partido Republicano de Cataluña, liderado por Lluis Companys, y Esquerra Republicana de Cataluña, de Francesc Maciá. En el País Vasco, Sabino Arana fundó , de ideología católica y antiespañolista, con el sindicato ELA. El carlismo se readaptó en un partido: Comunión Católico-Monárquica, del que se escindió el Partido Católico Nacional, y de este también salió el Partido Tradicionalista, con Vázquez de Mella. Más tarde, el carlismo se unificó en .

Aumentaron las reivindicaciones obreras gracias al apogeo del PSOE de Pablo Iglesias, junto a su sindicato, UGT; de este se escindió el PCE en 1921, dirigido por , de la línea socialista revolucionaria; y un sindicato anarquista y anticlerical.

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