Por otro lado, en el ámbito internacional, una vez que la Guerra Civil española había terminado, comenzaba en 1939 la II Guerra Mundial, que enfrentaba a las Potencias del Eje Berlín-Roma-Tokyo contra los países democráticos como Francia, Inglaterra y EEUU.
España estuvo tentada de entrar en guerra a favor de las Potencias del Eje, por afinidad política y motivada por sus primeras victorias. Y a pesar de que no estaba en condiciones económicas, Franco se reunió con Mussolini y Hitler para tomar parte de la guerra. Pero sus exigencias, como la devolución de Gibraltar, algunas posesiones del norte de África y ayuda económica y militar, y la incapacidad de ofrecer nada, hicieron que Alemania se negara a llegar a un acuerdo.
Sin embargo, España participó en la guerra con apoyo humano debido a la deuda con el fascismo europeo que le ayudó en la Guerra Civil y envió a la División Azul a la URSS. Pero en 1943 las tornas de la guerra cambiaba, y las potencias democráticas comenzaban a advertir a Franco de los posibles contratiempos en caso de que siguiera apoyando a las Potencias del Eje, por lo que en los últimos años, este retiró la División Azul y mantuvo España neutral.
Una vez desaparecido el fascismo en Europa tras la guerra, el Franquismo quedó sin res-paldos políticos, y comenzó a disimular la dictadura dejando el saludo romano o cambiando el uniforme azul. Pero aun así, durante los años 40, España fue aislada internacionalmente, se le niega la entrada en la ONU y en la UE, sufrió un boicot económico con el Plan Marshall y Francia le cerró las fronteras comerciales. Además, Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII, elaboró desde Suiza un manifiesto en el que condenaba el totalitarismo y defendía la monarquía parlamentaria y lo que deterioró sus relaciones con Franco.
Ante el rechazo de Europa, Franco declaró que los países democráticos estaban iniciando una “conjuración judeo-masónica” contra España, y convocó manifestaciones en protesta.
Con la formación de los bloques antagónicos (el bloque capitalista de las potencias democráticas como EEUU y el comunista de las potencias totalitarias como la URSS), Franco, que no tenía intención de relacionarse con la democracia, pero mucho menos con el comunismo, se acercó al bloque capitalista. Los arrimos fueron bien vistos, y en los años 50, España fue aceptada en la ONU y en la UE, y firmó con EEUU que en Rota, Morón, Torrejón, Ardoz y Zaragoza se instalarían bases navales estadounidenses a cambio de una compensación económica y arsenal militar.